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Denuncias sobre lo Indenunciable » La era del borrego. Un consejo para no aislarnos, ni emborregarnos: »


Autor: Raúl Estañol Amiguet 

El exceso de información deriva en la  desinformación, ello es utilizado segregada e interesadamente por medios de comunicación, los cuales captan sus audiencias dando la información según el borrego que la escucha. Así como por los grupos de poder, políticos y sus amos, quienes aceptan el tiempo de la posverdad como la legitimación del poder mentir, engañar, trampear, con la garantía que les da el uso de los medios de comunicación, vendidos y subvencionados. El relato de la post-verdad es una salvajada que cohabita en la actualidad en todos los lenguajes de una sociedad pluralizada y compleja.

 

Debemos de asumir el sentido de nuestras vidas, somos seres humanos dirigidos y sometidos por poderosos, políticos y medios de comunicación. También existen otras instituciones y representantes de estas instituciones intermedias, cuyas informaciones nos llegan coartadas según la aspiración y promoción o descrédito, que quieran connotarles los poderosos.

 

Lo absurdo, lleva a la opinión pública a defender lo inmoral, con el velo de legitimidad que se le otorga al medio o al representante de turno, al comunicar.

 

Lo divertido: el relato de que el responsable de que existan tan miserables gobernantes, representantes y comunicadores es la soberanía popular.

 

Lo paradójico: la historieta inventada interesadamente de que quien no vota no tiene derecho a hablar. Cuando en realidad, quien no vota, al no tomar partido, puede reflexionar con más neutralidad, sentido común y criterio.

 

Dos consejos os doy:

 

Primero, tened claro que la fuente que comunica no debe de ser un axioma, más bien debéis de probar a falsacionarla, mediante axiomas e hipótesis distintas. Refutad las fuentes de información con internet, os sorprenderá ver el porqué de ciertas afirmaciones maliciosas. La verdad esta ahí, para quien se esfuerce en leer, en observar la realidad con criterio, rigor y mente abierta.

 

Segundo, a quien observéis que miente interesadamente, que con falsas pretensiones de justicia, saca rédito a sus conspiraciones, aún siendo de vuestra preferencia ideológica, amigo de vuestras convicciones, íntimo y acompañante de vuestras sensibilidades y preocupaciones. Tachadle por traidor a tus convicciones, sed más críticos con tus allegados ideológicos, con quienes piensan como tú, que con tu declarado enemigo. 

 

“No votéis pueblo, a los miserables que os manipulan, porque si lo hacéis, aún dirán que si existen tan malos gobernantes, es por el ejemplo que da el mal pueblo.”

 



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