La inocencia de la niña africana. Causa del Problema del Desarrollo.
Historias de África
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La inocencia de la niña africana. Causa del Problema del Desarrollo.
Autor: Raúl Estañol Amiguet
Catherine, Jesica, Rebeca, Verónica, María, Lucy, Linette, Cecile, Maurice, Kadija,… Niñas inteligentes, fuertes y sensatas, para quien las conozca. Niñas desconocidas, para la gran mayoría. Son hijas de la áspera tierra ecuatorial de Kenia. Unas viven en pequeñitas chabolas remendadas, frente a las grandes cities: Nairobi, Mombasa, Kisumu. Otras en idénticas casitas recauchutadas, aunque en zonas rurales, donde la nada solo esconde miseria.
Su característica común es ser madres solteras, jóvenes y viejas a doquier. El despropósito es mayúsculo, por la insensatez de los hechos. El problema curioso, ya que en nuestro mundo, intelectualizado según nuestra propia concepción de él, pensamos inmediatamente en hechos detestables que provocan esta situación: la falta del uso del preservativo, ante la irresponsabilidad de las Iglesia; la promiscuidad masculina, que persigue e insiste en la consecución de actos sexuales, con la accidentalidad del embarazo. El drama de hechos está expuesto en nuestro mundo occidental.
Por el contrario, los mundos diversos, conciben las ideas de forma divergente, creando realidades sorprendentes y dispares. Ya que, aunque la Iglesia pueda ser criticada por desidia, en la toma de decisiones, y aunque la promiscuidad masculina africana existe, es criticable e irracional, otros males son origen de la multitud de madres solteras, que proliferan por las tierras keniatas.
La mente de la niña africana nacida, como todos, para integrarse y ser valorada socialmente, urde un plan, un despropósito. Su medio, el embarazo, su objetivo, su ascensión de rango social, por su necesidad de identidad, de reconocimiento y de progreso.
El comienzo de un martirio, la precipitación de la madurez, la desproporción de lo vivido; aboca a miles de mujeres africanas a la perpetuación de su condena, a la desesperación de su carga, a la fuga sin control.
La mujer africana es fuerte e independiente, aunque sus prematuras cadenas la abocarán a la perdición. Muchas de ellas practicarán la prostitución, sin duda ninguna, ya que aman a sus hijos y su porvenir, ya que descubren el poder de la seducción, el valor de su género. Las demás simplemente se dejarán vencer por el azar de las circunstancias, el cual les marcará es despropósito de una vida de dependencias y carencias.
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