Sonata para la duda
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Sonata para la duda
Autor: Raúl Estañol Amiguet
Esta velada no debería finalizar sin sembrar una pequeña duda. La actitud que cada uno de nosotros adoptemos ante la vida, nos enseña, nos forma y moldea. Aunque en esta sana o insana forma de acometer nuestros pensamientos, nuestros hábitos, nuestras emociones y nuestros instintos, algo siempre nos acompañará.
Ya Pirrón de Citio decía que “la duda mueve el mundo”. Esa duda nunca nos debe de abandonar. Unos, la entienden como curiosidad, otros, como perturbación. No debemos asustarnos ante la acción.
Hay dos actitudes muy distintas de afrontar la duda. La duda se puede afrontar mediante la inquietud, la rebeldía, esa actitud espontánea que nos hace descubrir nuevos horizontes. La duda se puede afrontar mediante la inseguridad, el miedo, esa aprensión vacía que nos dirige hacia la inacción.
Podemos prescindir de la duda y movernos de forma mecánica. Sin la duda, nuestro entorno, nuestro tiempo nos dirige y nos controla. Pobres de aquellos que rechacen la duda, ya que no serán nunca libres de sus acciones.
La duda es una gran consejera, si se usa para discernir. La duda es traicionera, si con ella excusamos el actuar.
La duda nos puede guiar, si mantenemos nuestra mente en calma. La duda nos puede desconcertar, si pretendemos posicionarnos en ella.
“La duda no es buena, ni mala, simplemente necesaria”.
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