Introducción a los flujos migratorios en el África Subsahariana.
Notas sobre la Cooperación al Desarrollo
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Introducción a los flujos migratorios en el África Subsahariana
Autores: Jorge Luis Sosa y Raúl Estañol Amiguet
La población de África no era sino una gigantesca y enmarañada red que, cubriendo todo el continente y hallándose en constante movimiento, fluía y se entrelazaba, se concentraba en un lugar y se dispersaba en otro. Una tela multicolor. Un tapiz abigarrado.
Ébano.
Ryszard Kapuscinski.
A pesar del incesante goteo de noticias que nos hablan de avalanchas de emigran-tes africanos dispuestos a pagar hasta con su vida para llegar a Europa, los flujos migratorios subsaharianos son más intra-regionales e intra-continentales que extra -continentales (Alvear, 2008).
Haciendo un escueto repaso histórico, en la época pre-colonial los movimientos poblacionales eran en general de carácter espontáneo y se desarrollaban de forma circular, estacional y nomádica: movimientos pastoriles o agrícolas ligados a los cambios de estación, e incluso a cambios climáticos.
En la época colonial, los principales movimientos migratorios, se dirigían a labores temporeras agrícolas o a explotaciones mineras. Ya entonces era un miembro del grupo el que partía como emigrado, dejando atrás a una familia o una comunidad rural que dependía de su ayuda para poder subsistir. Este será el inicio de un proceso, que perdurará hasta nuestros días, de desarraigo familiar. De este modo, el colonialismo transformó para siempre el despejado mapa geográfico del continente y lo fraccionó con trazos fronterizos altamente arbitrarios. Dichas fronteras dividieron regiones étnicas o de lengua común.
Tras la época de las Independencias de los países africanos frente a sus coloniza-dores, las fronteras impuestas arbitrariamente sufrieron escasas modificaciones. De hecho, las parcelaciones geopolíticas impuestas fueron prácticamente acepta-das en su totalidad, generando la aparición de una cincuentena de Estados nuevos. Sin embargo, no parecen haber calado con la misma fuerza en una gran parte de población, que sigue teniendo un concepto de territorio ajeno a la idea de frontera (Ki-zerbo, 2011).
Una vez alcanzada la independencia, se incorporaron nuevos factores al patrón intra- regional de migración. Lo más importante, por lo dramático y por las dimensiones que ha llegado a alcanzar, son las corrientes de refugiados que huyen de los violentos conflictos que asolan sus zonas. Es el caso de los países del Este y Oeste de África en la década de los años 80, 90 y 2000, o los conflictos actuales del cuer-no de África, o de la zona de los Grandes Lagos, que han provocado y siguen provocando grandes movimientos forzados de población.
En la actualidad, los flujos migratorios en África se han diversificado encontrándose: migración económica; migraciones ambientales; migraciones forzosas para huir de conflictos, guerras, persecuciones étnicas, políticas o religiosas; feminización de la migración; grandes flujos de tráfico ilegal de personas, especialmente mujeres y niños; fuga de cerebros y de personal cualificado.
Otro aspecto importante relacionado con la corrientes migratorias en el continente africano es que los tipos de migración varían según las distintas regiones: migración laboral que se desplaza desde África Occidental y Central hacia países desarrollados o hacia la zona petrolera del Golfo Pérsico y las grandes explotaciones agrícolas del Sahel; flujos de refugiados en África del Este, África Central y, cada vez en menor medida, en África Occidental; y migración laboral de países del Este de África y de África Austral a Sudáfrica.
Como bien plantea el investigador africano Mbuyi Kabunda, la migración por conflictos bélicos y persecución política está cada vez más presente en el continente (Kabunda, 2012). Sin embargo, la realidad muestra que en muchos casos los gobiernos africanos no se han enfrentado de forma coherente a esta cuestión y han tomado medidas improvisadas e incluso contraproducentes. Así lo demuestran las severas órdenes de expulsión de emigrantes llevadas a cabo en Nigeria, en los años 80, y Costa de Marfil, en los 90 y 2000; y los frecuentes brotes de xenofobia que surgen en los países de mayor flujo de inmigrantes.
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