Ryanair, otra empresa transnacional no solidaria
Denuncias sobre lo Indenunciable
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Ryanair, otra empresa transnacional no solidaria
Autor: Raúl Estañol Amiguet
Quien desee que no se le robe, recuerde el nombre de la línea aérea Ryanair, para no viajar nunca con ellos. Su sistema de beneficio, el fraude a sus usuarios.
La modernidad es el sello cultural del capitalismo, de esa forma de ganar dinero, de forma exponencial, tratando a las personas en simples grandes números, la cual permite que grandes capitalistas puedan defraudar a la cándida sociedad civil.
En mi juventud trabajé durante 18 años en actividades profesionales, con el único fin de asesorar a mis clientes. Ya entonces asesoraba sobre el peligro de grandes empresas. A modo de ejemplo, Bancaja cobraba comisiones y gastos financieros abusivos, a los jubilados; actuaciones ilícitas que denunciaba tras averiguar las condiciones ventajosas que, por intereses ocultos y comisiones fraudulentas, daban a promotores de la construcción y a ciertos intereses políticos concertados. Todo ellos se puede apreciar en la actualidad, tanto en la contaminación financiera de Bankia, como en el estado de un banco, Banco Valencia, el cual sirvió durante muchos años de coladero de intereses especulativos comunes, tanto de directivos de Bancaja, como de directivos de Banco de Valencia.
Otro ejemplo era evidente en las fraudulentas actuaciones generalizadas de ciertas compañías de seguros, las cuales negaban el pago en ocurrencias de siniestro, con cobertura constatable. Válgame de ejemplo Santa Lucía, cuyos peritos, presuntos profesionales independientes, siguen las directrices marcadas por quien les paga, negándose a dar cobertura a siniestros cubiertos en las garantías de la póliza de seguro. O Mapfre, esa compañía con tanto gasto en marketing, la cual inició la desventura de obligar a los talleres de chapa y pintura a sustituir piezas siniestradas del coche por piezas de segunda mano.
Una nueva forma de proceder maquiavélica acabo de conocer y sufrir en mi propia piel. Me veo en la obligación moral, por obsoleto que parezca el precepto de moral, de denunciar a la línea aérea Ryanair, la cual escondida entre los más recónditos buscadores de vuelos de viajes en Internet, ofrece vuelos muy económicos, a simple vista.
Luego, con falsos tintes de modernismo, obliga a los usuarios a imprimirse la tarjeta de embarque, bajo pena en contrario del pago de 60 euros más IVA, para quien se le deba de realizar la impresión en la oficina Ryanair del aeropuerto. Eso sería aceptable, si la página web funcionase correctamente. Aunque, con franqueza, todas sus páginas de web funcionan bien, menos la impresión de dichas tarjetas, la cual de modo misterioso es imposible de imprimir. Obligando al cliente a pagar los correspondientes 60 euros más IVA, tanto por la ida, como por la vuelta. Peor es aún, cuando para poder facturar e intentar imprimir la vuelta, te obligan a pagar más dinero. Peor aún, es cuando los desdichados empleados de Ryanair (todos con contratos basura y reconociendo el timo), te mantienen a la espera de solución, con lo cual te hacen perder el avión, o eso te explican, aunque en verdad ello se produce media hora antes de la salida del vuelo nacional, simplemente porque te mantienen secuestrada tu tarjeta de embarque. Así, con el cambio de vuelo, te pueden robar 100 euros más IVA. Ah y si quieres reclamar, solo puedes poner una reclamación administrativa en Consumo, y Ryanair goza del privilegio de no estar obligado a tener hojas de reclamaciones, ya que en este caso, la Comunidad Autónoma de Madrid, no considera necesario aceptar reclamaciones a estos ya reconocidos ladrones, aunque aceptados por el sistema.
Los modos de fraude, de ciertas grandes empresas, son dispares. Lo más vergonzoso es la permisibilidad de nuestros gobiernos, los cuales al fiscalizar a estos ladrones, y no poner freno a sus acciones, les legitiman sus delitos.
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