La responsabilidad en la acción, en la cooperación al desarrollo
Notas sobre la Cooperación al Desarrollo
www.fundacioncronosvidaycultura.org
La responsabilidad en la acción, en la cooperación al desarrollo
Autor: Raúl Estañol Amiguet
Vivimos en España, un país del Mundo Occidental. Un país de los denominados países del Norte. Aunque no nos confundamos, entre los países del Norte, también hay Sur, y España está en ese Sur.
Vivimos en un mundo global, complejo y muy dinámico, donde las personas tendemos a la individualidad, a la competitividad, a encerrarnos en nuestras propias necesidades. Olvidando las necesidades de quienes nos rodean, como no, olvidando las necesidades de los más desfavorecidos, aquellos sobre los que sollozamos caridad, aquellos que mejor, apartados, excluidos, evitando herir nuestras débiles sensibilidades.
En la actualidad la falta de valores y de principios no es reprochable, en tanto y cuanto no exceda la legalidad vigente. La moralidad, la ética, ha pasado a ser totalmente prescindible. Ser sinvergüenza es justificable, ya que muchas veces no comporta delito. Nos han convencido de que nos merecemos el Estado del Bienestar, por el único hecho de nacimiento. Nos otorgamos un conjunto de derechos y de privilegios, cuanto mayor, mejor. Olvidando el natural equilibrio que debería de existir entre derechos y deberes. Olvidando la agradable impronta del “deber cumplido”.
Lo material, lo que nos resulta útil, es lo único valioso en nuestro tiempo. La búsqueda permanente de lo que nos resulta provechoso a corto plazo, del placer más próximo, nos ha conducido a olvidarnos de nuestro propio desarrollo, de nuestra condición de seres humanos. Todo ello inmerso en una falta de interés de promocionar los valores básicos del ser humano: la justicia, la paz, la igualdad, la libertad y el bien común. Dichos valores sirven únicamente como sermón ideológico de aquellos que legitiman el poder. La falta de responsabilidad cívica de nuestros intelectuales y de nuestros gobernantes, es hoy en día conocida por todos.
En este marco, creamos organizaciones, con el atrevimiento de llamarlas “sin ánimo de lucro”. Organizaciones, algunas de ellas, que solo sirven para sacar dinero de la Caja del Estado, maltrechando el nombre de las fundaciones. Organizaciones, otras, que al ser dependientes de las subvenciones, para sus honorables proyectos, muestran en la actualidad una peligrosa debilidad. Organizaciones, todas, que deben de servir a los más desfavorecidos, que deben de favorecer el desarrollo humano, a todos los niveles, con unos principios y estrategias propios.
Todo es más complejo, en la Cooperación al Desarrollo Internacional, más aún, si trabajamos con los más pobres, del continente más pobre: África Subsahariana. Allí nos encontramos con un entorno difícil y complicado, el estancamiento económico predomina en la mayoría de sus países. Las desigualdades en África Subsahariana son atroces, ya que el 70-80% de sus habitantes son pobres, viven en chabolas.
En la actualidad, la crisis actual está justificando que dejemos de mirar hacia la pobreza de África, con la excusa de nuestros problemas internos. No deberíamos de justificar lo injustificable.
El desarrollo en los países del Norte, se está viendo afectado por una grave crisis, la cual nos obliga a repensar la ayuda en cooperación al desarrollo. Aquí, en España, también están surgiendo nuevas necesidades de desarrollo, las cuales no debemos de ocultar, y las cuales nos van a obligar a retomar nuevas estrategias en los proyectos de desarrollo.
La lucha contra la pobreza, la lucha contra las desigualdades debe de comenzar por la cercanía con los más desfavorecidos, por la proximidad de sus problemas, de sus necesidades y de sus posibilidades de desarrollo. Solo percibiendo a los más necesitados como nuestro más íntimo compañero podremos comprender las complicadas realidades que les rodean.
A nivel individual, debemos promover el sentido de responsabilidad en todos los miembros de cualquier entidad sin ánimo de lucro. Mediante la formación, la motivación y la promoción de un voluntariado que conozca perfectamente los principios y los fines de la organización que representa.
A nivel colectivo, en las organizaciones sin ánimo de lucro, debemos potenciar al máximo un sistema de optimización de recursos, mediante la conexión en red de las diversas organizaciones. Debemos superar dicho protagonismo, ya que lo verdaderamente importante es la ayuda a los más desfavorecidos, y por ello, deberíamos de ser prácticos, para optimizar los resultados de los proyectos.
Los africanos deben de ser los verdaderos actores de su desarrollo, de su propia historia. Para ello la educación, la reorganización, la formación, principalmente formación técnica, es fundamental para ellos. También la obtención de recursos: tecnología, infraestructuras, capacitación,…El consumo de los africanos debe de realizarse en los mercados productivos propios de África. El microcrédito es una buena herramienta de desarrollo. El comercio justo también…, ya que implica a los propios afectados, los más pobres, dotándoles de recursos económicos, y de un plan, una esperanza de futuro.
La cooperación al desarrollo necesita de buena voluntad, necesita de actores responsables con el desarrollo, necesita de una implicación máxima en los proyectos, de un sentido práctico que nos dirija hacia las necesidades más básicas, de los más necesitados.
Relacionado con: Revista ABD Social
https://www.facebook.com/FundacionCronosVidaYCultura
Volver